miércoles, 2 de mayo de 2012

MANDEMOS PARAR

Creo que ya nadie decente tiene excusas, ha llegado el momento de mandar parar. La realidad diaria es una pesadilla interminable, indigerible. Sobran las palabras, los análisis, las quejas, los lamentos. Es tiempo de parar. Tenemos que mandar parar a los que nos mandan, tenemos que tomar el control de este caos interminable.

Está claro que NADA funciona. No es que algo no funcione, no. No funciona nada. Salvo honrosas, pero muy raras exepciones, las instituciones no es que no estén a la altura, es que son las responsables, las culpables. Lo mismo podemos decir de los partidos que las conforman, de todas las organizaciones u organismos que estaban llamadas a alertar a tiempo de lo que estaba ocurriendo. No saben, no contestan, y, por supuesto, no quieren oír hablar de asumir responsabilidades. Por el contrario, ni se sienten responsables, ni quieren que sepamos, ni consienten que contestemos. ¿Seguiremos tragando un escándalo diario, sin levantar con la contendencia que haga falta, nuestra voz? ¿Quien les ha dado el poder de someternos a esta tortura a gobierno alguno, o al Banco Central Europeo que nadie elige ni contrala salvo los poderes financieros?. ¿Esperamos que en este caldo de cultivo venga un loco a llamarse salvador, a que prenda la llama de la locura fascista repitendo la sempiterna historia criminal, o nos unimos y organizamos con urgencia y objetivos claros y concretos?

Demos un paso al frente, organicemos cada barrio, cada centro de trabajo, nombremos delegados y acordemos romper esta dinámica diabólica. Cambiemos todo lo que tengamos que cambiar. Ocupemos, pacíficamente pero con todo el derecho que nos da ser la razón última de toda institución, lo que tengamos que ocupar. Exijamos la dimisión del gobierno, la abdicación del rey, la nacionalización de la banca, dejemos de pagar todo lo que no contribuya al bien común, aseguremos el funcionamiento de los servicios públicos, la realidad de los derechos esenciales. El futuro no está escrito, ni nadie puede decidir que no tenemos futuro. El futuro lo construiremos juntos, con democracia real, por métodos pacíficos, sin miedo, con audacia, con creatividad, con respeto y con derechos para todos.

Nadie consentiría en su comunidad, de vecinos que el administrador de la finca, sin consultar a nadie, cortara el ascensor, la luz y la limpieza del bloque, y obligara a una derrama obligatoria de 500 euros para pagar una noche de farra y desenfreno. Mucho menos debemos consentir que nos conviertan en esclavos laborales, condenen a vivir en el paro al 25%, sin casa, sin educación ni sanidad garantizada, mientras pagamos la cuenta del despelote delictivo de bancos y de las grandes empresas jugando y perdiendo en la especulación nuestros ahorros, nuestros derechos y nuestro futuro.

Si tenemos un Estado que sólo solo se compadece de los poderosos, que sólo interviene en la economía, con nuestro dinero y sin nuestro consentimiento, cuando están en juego, sin que conozcamos la causa, sus privilegios, que nos obliga a cubrir sus "pérdidas" en el casino financiero; si no hay dinero para la economía real y para asegurar la vida de las personas, ESTAMOS EN MANOS DE DELINCUENTES PROFESIONALES.

VAMOS A SEGUIR ASUMIENDO UN SUICIDO COLECTIVO O NOS MOVEMOS Y MANDAMOS PARAR.

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