lunes, 1 de octubre de 2012

DE MASA SILENCIOSA A MAYORÍA EMPODERADA




He visto muchas veces a gente que no sabe que es manada. Masa amorfa sin conciencia de que está siendo utilizada. Se me viene a la mente una manifestación enorme de apoyo a un cura banquero de mi tierra, el que hoy vive con una jubilación de cientos de miles de euros al año después de haber llevado a la ruina a la "La Caja de las personas" y a las personas también. Las veo cuando gana la "Roja" y millones de forofos olvidan sus derrotas diarias que se ven recompensadas por un puntapié oportuno; cuando masas enardecidas por la ira que se siente ofendidas ante una simple dibujo, seguramente de otro loco, se lanzan a desagraviar al ofendido profeta. Vienen a mi mente los exaltados de la plaza de Oriente. Y así, de recuerdo en recuerdo de hordas, mi mente me lleva una imagen muy repetida en mi niñez.
En fin, las hordas, siempre salvan a Barrabás. Esas mismas que y hoy acuden a la llamada de Rouco para que sea delito el amor, para quemar en la hoguera la maternidad responsable, la libertad sexual, para imponernos su moral casposa e hipócrita. Defensora de la familia de misa y rosario, o de veraneo en Marbella, o de rancio abolengo en la telebasura.
Esas masas, sin embargo, se están viendo golpeadas por la realidad. Cada día que pasa se les abre la tierra bajo los pies, se les agria el rostro. Aún viven de la herencia recibida, pero el espantapájaros de Zapatero está cada día más ajado. Pasa el tiempo y algunos sienten en carne propia, en sus hijos y nietos, los males comunes a otros que sintieron la misma desazón cuando fueron otros los traidores a los "suyos".
Nunca estuve entre los que confiaron ni en galgos ni en podencos, pero eso no me salva. No comparto el "ahora te jodes", porque es una excusa infantil que no ayuda a construir.
Yo no estuve el 25S en Madrid, como no estuvieron millones, por miles de razones que ninguna es que compartan que el pueblo tenga que sufrir tanta mentira.
Señor Rajoy, que quiere que le diga, lo siento pero no soy mayoría silenciosa. Soy mayoría silenciada porque aquí sólo habláis cada día en los telediarios los que tenéis muchas razones para callar. Porque otros muchos hoy solo comen si callan, porque otros no quieren saber lo que pasa, ni hacerse preguntas, porque tienen miedo a saber que pronto no le bastará con que gane su equipo, porque ya no tendrán televisión, ni casa, ni dinero para ir al bar a gritar contra el árbitro.

Se harán preguntas, ya se las están haciendo. Antes o después, sabrán la verdad. Ese silencio es la antesala de la tormenta. Esta sociedad está rumiando los golpes en silencio.
Cuando hable, me temo Señor Rajoy, que, ni a usted ni a sus amos, le van a gustar las respuestas.

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