miércoles, 18 de julio de 2012

¡¡¡Somos un país increíble!!!.

Es decir, un país en el que ya pocos creen, si excluimos a los futboleros.


El gobierno no es creíble porque, desde Aznar, ha sido autor y cómplice del desastre económico y financiero.
La oposición no es creíble porque es prisionera de su actuación favorecedora del mismo desastre.
Ambos son prisioneros de su pasado en el gobierno u oposición respectivos, con la misma política favorecedora de la especulación inmobiliaria y financiera como "motor" de la economía.
Las grandes empresas y bancos han obtenido, con el favor de esos mismos gobernantes, ingentes cantidades de beneficios que no han repercutido socialmente, que han evadido legal o ilegalmente.
Durante muchos años los ciudadanos en su conjunto no han sido capaces de reaccionar a esas políticas, a tantos desvaríos, despilfarros y corrupción, aunque hayan visto reducirse su poder adquisitivo y el precio de la vivienda se haya disparado hasta convertirse en un bien especulativo y no un bien de primera necesidad y un derecho constitucional.
Para que todo ello ocurriera, las instituciones como el Banco de España, el Tribunal de Cuentas, la Administración de Justicia, los partidos políticos, los sindicatos y patronales, los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos, los consejos de administración de Cajas de Ahorros, han actuado casi al unísono, con una tácita complicidad para que nada se saliera de un guión marcado fuera de las instituciones u organizaciones políticas o sociales.
Nada estaba realmente, públicamente, cuestionado por la inmensa mayoría hasta el 15 de Mayo de 2011. Y eso que antes, desde 2008, ya sabían muchos que los síntomas apuntaban a un cáncer extendido a todos los órganos del sistema.

Pero no todos hemos estado callados, ni ayer ni hoy. Ni antes ni después de la crisis ha habido unanimidad en la acción u omisión dañosa. No todos somos igualmente responsables, no todos hemos sido beneficiarios de la mayor crisis-estafa. Hay muchos que ahora seguimos diciendo lo mismo, pero con más fuerza y, progresivamente, con más eco. Las cosas empiezan a cambiar porque los ciudadanos estamos obligando a que sean nuestras necesidades, derechos, análisis, planteamientos y estrategias las que marquen el rumbo a sindicatos y partidos antes excesivamente acomodados.

Lamentablemente, los causantes de todo tampoco han cambiado, siguen haciendo lo mismo pero con más poder, con más descaro, con mayor respaldo de los enemigos de los pueblos en Europa y en el Mundo.

Rajoy y sus mariachis, dicen que no tienen elección. Es verdad, no pueden elegir ser lo que no son. Son esbirros del poder del dinero, esa es su esencia, por eso son incapaces de reconocer los derechos del pueblo, su soberanía. Nunca podrán ser servidores de la ciudadanía porque ningún poder reconocen al margen del poder del dinero, del poder de la creencia, del poder de la fuerza.

Nadie es nada sino se rinde a ese poder ancestral que durante siglos ha sojuzgado a los que para ellos serán siempre nadie. Para esta gente, para los que no se rindieron nunca a la voluntad de un pueblo que no creen que la tenga, no hay componendas posibles. Los que antes y ahora los enfrentamos, no podemos pedirles que cambien o que concedan.

Ya no solo se trata de que nuestros hijos no vivan peor que nosotros, o que no queramos vivir nuestra vejez peor que nuestra infancia. Se trata de conseguir vivir, simplemente, de convivir en armonía, con derechos y deberes. Vivir en dignidad, es decir, sin mentiras y sin miedos. Vivir en libertad, igualdad y fraternidad. En una sociedad creíble y con futuro.

Sufrir sufriremos seguro, pero debemos elegir con que fin. No es lo mismo sufrir hoy para ser más esclavo mañana que sacrificarse por UNA DEFINITIVA REVOLUCIÓN GLOBAL ANTICAPITALISTA que es la única salida de la HUMANIDAD.

No hay comentarios: