lunes, 26 de diciembre de 2011

UNA DOSIS DE MENTIRA

Los individuos y la sociedad actual necesitan una buena dosis de mentira para sobrevivir. Necesita creer en que lo improbable es evidente, por ejemplo que el rey no tenía ni idea de los asuntos de su yerno, porque le da miedo pensar en lo que cualquier padre sabe de sus hijos, del padre de sus nietos, de cómo se gana la vida, de cómo resuelve su problema de vivienda, la educación de sus hijos o asegura su futuro. Algún día alguien nos dirá toda la verdad que sea posible conocer de este asunto, cuando ya no sea peligrosa la verdad para la monarquía y para los que están cómodos con ella. "Todos somos iguales ante la ley", nos dice el único español al que la ley descarta expresamente de esa igualdad, el único que dice ser intocable. Esa fue la dosis de mentira que se metieron en vena los españoles la "noche buena".


Aceptamos la mentira como una necesidad. Muchos van los domingos a misa a buscar su dosis semanal, y también van otros a misa a buscar su dosis de única verdad. Pero no hay que hacer ningún esfuerzo para obtener nuestra dosis de mentira, nos tienen organizado el suministro cada vez que encendemos la tele. La mentira más útil de estos días es la que nos lanzó Rajoy en su investidura como el mejor "pater familias" de "todos los españoles". Hablar de un todos revolutum nos exime de pensar, nos lleva a la seguridad de obedecer cuando se nos conmina al sacrificio. Como si la crisis hubiese venido como el terremoto de Lorca o Japón, como si no hubiera culpables y beneficiarios de la crisis. El monarca avala a Rajoy como el mejor continuador de la obra de su antecesor para tiempos aún más duros (tiempos recios dijo el nuevo Ministro de Interior que sonó a advertencia para los que nos vamos a salir de ese "todos los españoles"). Las dosis de mentira van a ser muy necesarias para que mantengan su chiringuito, y para nosotros "los españoles rebeldes y descreídos" será imprescindible comunicar la verdad que vivimos, sentimos y palpamos. Hoy más que nunca Santo Tomas es nuestro guía ante el engaño interesado.

La única verdad dudosa que tenemos que exigirnos creer y hacer cierta es la de, que con unidad, verdad y coherencia personal, vamos a defender la verdad y a hacer realidad los derechos humanos para que la Humanidad sobreviva.

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