sábado, 17 de marzo de 2012

ESPAÑA ¿UN PAÍS SERIO?

Hace unos años pensaban algunos que España era un país que podía estar con los del Club de los que gobiernan el mundo en el G7. Tanto Aznar como ZP pedían ser admitidos por sus/nuestros muchos méritos, junto a los más ricos. Ambos cabalgaban a lomos de la burbuja inmobiliaria y de la corrupción urbanística. Dijo ZP que nuestra banca no especulaba con el dinero de los impositores, ni distribuía basura financiera. Mintió.


España es un país serio, dice ahora Rajoy. Un país serio es el que tiene un gobierno que obedece a los poderes financieros y se hace obedecer por sus confiados habitantes, aunque haya uno de cada cuatro que no encuentra trabajo.


No quiero que mi país sea de ningún club de atracadores, no quiero que mi país sea serio gracias a la angustia vital de sus habitantes que siente el peligro del desempleo si lo tienen, y de la pérdida de su vivienda si no lo tienen, o de servicios esenciales como sanidad y educación, en ambos casos. Quiero un país de gente trabajadora con derechos y responsabilidades, que disfrute de un marco seguro para una vida digna con el esfuerzo de todos. Un país donde el que no cumple con su obligación o se corrompa no sea recompensado por ello, sino que sea apartado y pague por ello. Un país será serio cuando los ciudadanos tengan derecho a conocer y DECIDIR lo que pasa; a no ser manipulados para que elijan políticos, pero nunca las políticas que aplican. Un país es serio cuando es democrático y justo, cuando las leyes se cumplen y nadie está por encima de ellas. Es serio cuando se perdona al poderoso que delinque, defrauda o prevarica, pero se asume que el débil es el culpable por querer vivir dignamente, porque la dignidad está "por encima de nuestras posibilidades".


Un país es serio cuando se reconoce en su pasado, cuando lo asume y no lo esconde vergonzantemente, cuando lo afronta y lo resuelve para que no lastre su futuro. Los que tenemos edad para recordar sabemos cuanto se están pareciendo nuestro pasado y nuestro presente. Es incluso peor en muchos tajos, en la angustia por el futuro, en la menor conciencia de las causas y consecuencias de lo que pasa.


Hoy es más difícil ponerle cara al que nos oprime, más fácil equivocarse, o que nos equivoquen. Tan es así que los culpables de esta estafa que llaman crisis se están descojonando por haber convencido a la mayoría de los que votan, con pingües beneficios, de que la culpa es de un pánfilo llamado José Luis Rodríguez Zapatero. Ese juguete roto que ya no les sirve.

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